jueves, 9 de enero de 2014

El precio del éxito

Ayer en clase me llamó la atención las referencias que Luís nos hacía a intentar varias veces crear una empresa que funcione. Bien, a mí en este tema en particular hay varias cosas que me dan un poco de… “respeto”, podríamos decir. Es cierto que es muy complicado que un negocio funcione bien a la primera, y que eso no debe hacernos pensar que somos unos fracasados personalmente, pero, en la situación actual del mercado laboral en España la mayor parte de las empresas que empiezan lo hacen apostando todo el patrimonio personal de las personas y si ese negocio no funciona, la “bofetada” psicológica que recibimos es tan fuerte que cuesta mucho volver a levantarse, sobretodo en un país en el que la frase más repetida y triste es “virgencita, que me quede como estoy”.

Es realmente triste para una persona como yo darse cuenta de la cultura pesimista que tenemos inculcada desde pequeños por nuestros padres y abuelos, pero sobretodo es triste ver lo que nos cuesta a las personas cambiar de actitud y salirse de lo que yo llamo la “vida establecida”.

Hace 40 años la vida que planeaban nuestros padres o abuelos era la siguiente (la mayoría de las veces): busco un trabajo estable, me compro una casa, me caso, tengo hijos y… fin de la historia, el resto del tiempo es dejarse llevar. Actualmente ese tipo de vida para la mayoría de personas es inviable: es muy complicado encontrar un trabajo estable, comprarse una casa es difícil… en definitiva lo que tenemos que asumir es que no podemos planear nuestra vida de antemano como hacían antaño, ahora nos tenemos que adaptar a cada situación mucho más rápido y ser mucho más emprendedores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario